miércoles

Que Dios Nos Pille Confesados




Porfiado perdido en un barrio en el que viví por quince años en un cuento en una pataleta de estrellas y colisiones celestes que suponíamos recorrer con la luz apagada mientras algunos alguienes se lavan las manos para ensuciarselas al segundo
con ganas
con rabia y moretones
y con llantos
recolectados en botellitas de cocacola,
puerta a puerta,
a punta de disparos y graciosos gestos burlones van consiguiendo las gotitas.

leo las instrucciones al revés por si el diablo me cuenta la firme la pulenta las razones deste cataclismo!

sólo encuentro afilados peñascazos de ceniza
con mis huellas impresas intencionalmente,

..seguro que por los especuladores de nuestro desmadre.

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