sábado

doña uve









doña uve



El tipo se largó a las pocas semanas,
dejó dinero insuficientes monedas las paredes amontonadas el cielo abierto y esa “miserable ausencia” rezongaba la dueña,
la señora Uve, como se hacía llamar en sus nocturnos fogosos cobros de los gastos comunes.

Viajaba liviano. Gesticulaba con profundidad.

La señora Uve sangraba celestito, cuchicheaba por sus bocas, encrispábase al lado de esas cartas llenas de siempres y huyamos princesa. Al cabo de minutos ya nos perseguía en el pasillo.

“tendrás que empelotarte”... “hijo de culebras”... engullía, gemía, golpeaba los sesos de los pasajeros con sus senos lecheros –la Uve ciertamente conoc
ía sus dones-... “métemelo” rugía, y todos los del pasillo acudíamos a la fosa de turno, “pégame” gritaba.

El marido a veces venía a escuchar, nos traía cerveza y la insultaba en silencio:. .. ... .... ...La mujer barría iluminaba cocinaba alimentaba peces en la batea pintábase con sofisticación... jamás vimos más pulcritud ni tanto mozalbete cabalgando como en la pensión de la Doña Uverlinda.




No hay comentarios.: